Dolor y cannabinoides: Conoce cómo puede ayudar el CBD
Autor: MVZ Kevin Antonio Cárdenas Noriega
El dolor es algo que todos hemos sentido, pero ¿sabías que existen varios tipos de dolor? No solo sucede si nos lastimamos, y no siempre es fácil de aliviar. Los cannabinoides del cannabis o cáñamo ayudan a regular el sistema nervioso y pueden aliviar el dolor. ¡Sigue leyendo para conocer más!
Lo básico sobre cannabis para tratar el dolor
Todos hemos sentido dolor, pero es complicado definirlo. Existen varios tipos de dolor y se pueden clasificar según su causa u origen:
El dolor nociceptivo es el que sentimos cuando nuestros tejidos u órganos se lastiman, y las células inmunes reaccionan para reparar el daño, liberando compuestos que causan inflamación y dolor. Este tipo de dolor es el que nos ayuda a protegernos, por ejemplo, si nos acercamos a algo muy caliente y nos empezamos a quemar, el dolor de la quemadura nos hace alejarnos de lo que nos causó ese dolor.
El dolor neuropático es un daño directamente sobre los nervios, aunque nuestro cuerpo esté bien físicamente, los nervios lastimados nos dicen que duele. Esto sucede comúnmente con la diabetes y es causante del “dolor fantasma” de personas que han sufrido amputaciones.
El dolor centralizado ocurre cuando no hay daño en los tejidos ni en los nervios, es debido a un mal funcionamiento del sistema nervioso central, como si fuera un cortocircuito que se interpreta como dolor.
Una función de los endocannabinoides (producidos por las células del cuerpo) es modular la comunicación entre neuronas, disminuyendo la sensibilidad y la inflamación. Los cannabinoides que produce la planta de cannabis o cáñamo también tienen estos efectos. También se ha reportado que el sistema endocannabinoide o SEC puede interactuar con otros sistemas relacionados al dolor, por ejemplo, activando los mismos receptores donde actúan los medicamentos opiáceos.
En un estudio minucioso realizado en 2007 por Wallace y colaboradores se encontró que la administración de dosis medias de THC (4 %) estaba asociada con una disminución del dolor.
Un caso clínico reportado en 2013 presentó un paciente con cáncer facial con dolor que no pudo ser controlado con medicamentos usuales, incluyendo los opioides.
Cuando este paciente comenzó un tratamiento con nabilona (un cannabinoide sintético), describió una increíble mejoría y disminución de su dolor. Tras un mes en tratamiento con la nabilona, el paciente disminuyó la frecuencia y las dosis de otros medicamentos para su dolor.
Otro estudio realizado en 2018 empleó CBD para intentar disminuir el dolor en perros diagnosticados con osteoartritis y dolor intenso. Los investigadores administraron CBD a diferentes dosis o un placebo cada 12 horas durante 4 semanas, y midieron el dolor con puntajes de dolor y de actividad (brief canine pain inventory y Hudson activity scores). Los autores reportaron que el tratamiento con CBD resultó en una disminución significativa de dolor en comparación con el grupo tratado con placebo.
Los cannabinoides encontrados en el cannabis o cáñamo pueden ser una alternativa para tratar el dolor, aunque todavía falta realizar más investigaciones que nos ayuden a entender cómo funcionan en el sistema cannabinoide para combatirlo.
El CBD tiene ventajas sobre otros cannabinoides, como el THC, porque no produce efectos psicotrópicos, pero nos puede brindar beneficios variados.
A partir de este punto, el artículo requiere conocimientos médicos para su lectura y comprensión, por lo que está dirigido a profesionales de la salud.
Dolor
El dolor es un proceso fisiológico y psicológico complejo. Por mucho tiempo se ha caracterizado al dolor como una experiencia subjetiva que comprende componentes fisiológicos, sensoriales, motivacionales, afectivos y de evaluación cognitiva. Los tres principales sistemas de dolor son: nociceptivo, neuropático y central o centralizado.
Nociceptivo es causado por daño a tejidos con la consecuente secreción de mensajeros de señalización por parte de células inmunes, entre los que se encuentran la histamina, serotonina, bradiquinina, prostaglandina, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) e interleucinas (IL-6 y 17), entre otros. Las señales de dolor viajan por fibras neuronales periféricas hacia las raíces de ganglios dorsales y posteriormente al tracto espinotalámico, al tálamo y finalmente al área cortical. Este tipo de dolor es de importancia debido a que se ha considerado que es el único con propiedades defensivas y de alerta, permitiendo a la fisiología del organismo identificar un daño potencial al tejido.
Neuropático, causado por daño a nervios sensoriales periféricos. Por ejemplo, el dolor de pies causado por diabetes neuropática no está directamente situado en el tejido del pie, sino en nervios periféricos a consecuencia del daño a nervios y debido a este daño los nervios envían señales aberrantes a centros neuronales más elevados.
Central o centralizado, es dolor causado por la amplificación de señales periféricas debido a un mal funcionamiento persistente del sistema nervioso central (SNC). En este último sistema, no hay un daño a tejidos periféricos y el dolor se encuentra presente a pesar de no haber una causa periférica clara (Hill et al., 2017).
Las células neuronales y no neuronales dañadas producen endocannabinoides y mediadores similares a endocannabinoides. Éstos modulan la conducción neural de las señales, como las de dolor, mitigando la sensibilidad y la inflamación por medio de la activación de los receptores CB (Hill et al., 2017). No obstante, numerosos receptores no CB1 o CB2 se han asociado a la sensación de dolor. Por ejemplo, receptores de potencial transitorio (TRPs) (Muller et al., 2019), receptores de glicina (GlyR) (Lynch et al., 2017), algunos canales iónicos activados por voltaje (Moldovan et al., 2013; Tibbs et al., 2016) y otros receptores acoplados a proteína G como GPR55 (Di Marzo, 2018), entre otros. También se han reportado interacciones indirectas del sistema endocannabinoide con otros sistemas relacionados al dolor como el sistema opioide (Russo y Hohmann, 2013).
Algunos tipos de dolor como migraña, fibromialgia y dolor por síndrome de colon irritable idiopático, podrían ser blancos de la terapia con cannabinoides del cannabis o cáñamo (Russo y Hohmann, 2013).
Estudios clínicos para el tratamiento del dolor con cannabinoides
En un minucioso estudio aleatorizado controlado con placebo, realizado en el 2007, se experimentó con 15 voluntarios saludables a los que se les produjo dolor e hiperalgesia local con una inyección intradérmica de capsaicina como modelo de dolor, en ambos antebrazos con la finalidad de evaluar los efectos de la inhalación de cannabis a diferentes dosis en estados de dolor agudo.
Los autores encontraron una asociación con la disminución de dolor y la administración de dosis medias de THC (4 % THC). También reportaron que los individuos a los que se les administraron dosis más altas de THC (8 %) experimentaron un aumento retardado del dolor, no obstante los autores lo asocian con algún compuesto contenido en el tratamiento del que no determinaron su presencia (Wallace et al., 2007).
Un caso clínico reportado en BMJ Case Reports en 2013 fue el de un hombre de 56 años el cual manifestó dolor crónico neuropático posterior a la escisión de un carcinoma facial localizado en la parte derecha del labio inferior, que posteriormente alcanzó la glándula submandibular derecha; el paciente presentaba dificultad para controlar el dolor a pesar de los medicamentos. Este empeoraba cuando se exponía a temperaturas frías o calientes, lo que conllevó a una discapacidad severa y aislamiento social al punto en el que el individuo cometió un atentado de suicidio, fue incluso puesto en lista de espera para inserción de un estimulador de médula espinal para controlar el dolor.
El dolor sobrepasaba el efecto de los medicamentos que recibía que consistían en paracetamol y antiinflamatorios no esteroidales (AINES), ketamina, diazepam, pregabalina, mirtazapina, citalopram, junto con una subsecuente rotación a analgésicos opioides como morfina y oxicodona. El paciente reportó que solo la oxicodona y la ketamina producían un beneficio de unas 2 horas, pero que sentía que estaba desarrollando tolerancia. En el 2012 comenzó un tratamiento con nabilona (cannabinoide sintético) a dosis de 1 mg dos veces al día, de manera sorpresiva el paciente describió una increíble mejoría. Puntualiza únicamente una sensación de comezón en el área, pero aseveró que por primera vez en 4 años podía tocar la parte derecha de su rostro.
El tratamiento con nabilona demostró mejorar eficazmente su calidad de vida, permitiéndole llevar una vida más o menos normal. Tras un mes en tratamiento con nabilona, ha podido disminuir la frecuencia y las dosis de otros medicamentos y se espera que eventualmente pueda finalizar su uso (Reynolds y Osborn, 2013).
Por otro lado, en un estudio realizado en perros en 2018 y publicado en Frontiers in Veterinary Science, se utilizó un aceite rico en CBD para el tratamiento del dolor en 22 perros que fueron diagnosticados con osteoartritis y que presentaban dolor intenso.
A los individuos se les administró CBD en dosis de 2mg/kg y 8 mg/kg cada 12 horas o un placebo en equivalente de aceite vegetal cada 12 horas durante 4 semanas con 2 semanas de aclimatación.
El dolor fue medido utilizando las encuestas de Breve Inventario de dolor canino (brief canine pain inventory) y puntajes de actividad Hudson (Hudson activity scores). Estas encuestas evalúan signos de dolor y de limitación en las actividades normales de los perros a consecuencia del dolor. Las encuestas fueron interpretadas por médicos veterinarios; los resultados y datos numéricos obtenidos fueron utilizados para un análisis estadístico.
Al término del estudio, 16 individuos concluyeron el tratamiento y fueron incluidos en dicho análisis. Los autores reportaron una disminución de dolor estadísticamente significativa durante el tratamiento con CBD, a diferencia del tiempo de aclimatación sin tratamiento, y en comparación con el grupo tratado con placebo (Gamble et al., 2018).
Conclusiones
El dolor es un problema importante a nivel mundial, independientemente de su etiología y especie a la que afecta. Mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes, tanto animales como humanos, es una tarea compleja y exhaustiva. Conocer los mecanismos del dolor, así como las interacciones entre sistemas como lo es el sistema endocannabinoide agrandado u otros sistemas, es de importancia para justificar y orientar terapias más eficaces para combatirlo. Los cannabinoides (ya sean del cannabis o cáñamo, así como sintéticos) podrían ser una herramienta poderosa para lograr este objetivo. No obstante, para poder recomendarlo es imperativo conocer sus mecanismos de acción específicos, aunque en la actualidad no estén del todo dilucidados debido a su complejidad.
El cannabidiol, por ejemplo, tiene ciertas ventajas sobre otros cannabinoides en algunos cuadros de dolor, principalmente debido a su falta de efectos de alteraciones comportamentales. El THC también tiene diversas aplicaciones médicas, pero al ser psicotrópico y ser identificado como un compuesto con potencial tóxico en pacientes veterinarios, su uso en veterinaria generalmente está restringido. Los cannabinoides sintéticos también poseen ventajas, pero aún no son tan utilizados como los cannabinoides naturales.
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Referencias
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[3] Hill, K. P., Palastro, M. D., Johnson, B., y Ditre, J. W. (2017). Cannabis and Pain: A Clinical Review. Cannabis and Cannabinoid Research, 2(1), 96–104. https://doi.org/10.1089/can.2017.0017
[4] Lynch, J. W., Zhang, Y., Talwar, S., y Estrada-Mondragon, A. (2017). Glycine Receptor Drug Discovery. In Advances in Pharmacology (1st ed., Vol. 79, Issue September). Elsevier Inc. https://doi.org/10.1016/bs.apha.2017.01.003
[5] Moldovan, M., Alvarez, S., Romer Rosberg, M., y Krarup, C. (2013). Axonal voltage-gated ion channels as pharmacological targets for pain. European Journal of Pharmacology, 708(1–3), 105–112. https://doi.org/10.1016/j.ejphar.2013.03.001
[6] Muller, C., Morales, P., y Reggio, P. H. (2019). Cannabinoid ligands targeting TRP channels. Frontiers in Molecular Neuroscience, 11(January), 1–15. https://doi.org/10.3389/fnmol.2018.00487
[7] Reynolds, T. D., y Osborn, H. L. (2013). The use of cannabinoids in chronic pain. 1–3. https://doi.org/10.1136/bcr-2013-010417
[8] Russo, E. B., y Hohmann, A. G. (2013). Role of Cannabinoids in Pain Management. In T. R. Deer, M. S. Leong, A. Buvanendran, V. Gordin, P. S. Kim, S. J. Panchal, & A. L. Ray (Eds.), Comprehensive Treatment of Chronic Pain by Medical, Interventional, and Integrative Approaches (Issue December, pp. 181–197). Springer New York. https://doi.org/10.1007/978-1-4614-1560-2_18
[9] Tibbs, G. R., Posson, D. J., y Goldstein, P. A. (2016). Voltage-Gated Ion Channels in the PNS: Novel Therapies for Neuropathic Pain? Trends in Pharmacological Sciences, 37(7), 522–542. https://doi.org/10.1016/j.tips.2016.05.002
[10] Wallace, M., Schulteis, G., Atkinson, J. H., Wolfson, T., Lazzaretto, D., Bentley, H., Gouaux, B., & Abramson, I. (2007). Dose-dependent effects of smoked cannabis on capsaicin-induced pain and hyperalgesia in healthy volunteers. Anesthesiology, 107(5), 785–796. https://doi.org/10.1097/01.anes.0000286986.92475.b7